Todo lo que hagamos para que nuestros niños aprendan a leer y desarrollen el gusto por la lectura, debe tratarse como se le trata a cualquier otro juego. Ya sea leerles, jugar con ellos a leer, los juegos con las fichas del sobre o la lectura libre, debemos hacerlo con las mismas reglas que se llevan para los juegos y los juguetes.
Lo más importante es el considerar las actividades de lectura como un premio, no como un castigo o una obligación. Esto quiere decir que si la conducta del niño merece una recompenza podemos ofrecerle más actividades de lectura o más tiempo para hacerlas, incluso un libro o una revista como parte de los regalos de cumpleaños o de ocasiones especiales. Así mismo, si su conducta requiere castigo o sanción, que no sea ponerse a leer, por el contrario, que el castigo sea no leer o no hacer la actividad de lectura del día. Con esta simple acción haremos que el niño tenga una actitud positiva ante la lectura, pues será para él un premio.
Otro aspecto que también es fundamental, es el establecer límites de tiempo para las actividades de lectura, no indicándoles un horario ni la duración, sinó estando al tanto del interés que demuestre y retirarlo de la actividad antes de que se enfade y lo deje por voluntad propia. Con esto lograremos que mantenga sus ganas de hacerlo de nuevo.
Al igual que cuando juega, para las actividades de lectura debemos buscar un espacio adecuado y un ambiente positivo: todas las personas que participen deben estar de buen humor, con ganas de convivir y de jugar; los ruidos de fondo y los distractores deben reducirse a lo mínimo; la iluminación debe ser suficiente; los materiales que se requieran deberán estar listos y accesibles. Cuidando estos detalles le ofreceremos al niño una actividad de lectura agradable y amena, aumentando su gusto por la lectura.
P.D. Todas las reglas y condiciones que les ponemos con el uso de juguetes aplican también a los libros.
